lunes, 22 de junio de 2020

Travesura

Le ayudó a levantar los platos de la mesa.


"Te salió riquísimo."

No estaban celebrando ningún evento. No era aniversario, ni cena importante. Era una noche más. Ella estaba un poco cansada del día.


"Alcanzame la fuente", le dijo. Él dejó sólo las copas. Aún quedaba un poco de vino en la botella.


Se acercó a ella con la fuente, por detrás. Ella tenía las manos tibias en el agua jabonosa.


Sintió deseos de besarla. Ella no lo sabía, pero estaba tan linda. Por un momento la luz reflejó su pelo rojizo y ella brilló.


Un plato, los cubiertos, otro plato.


Tenía las uñas pintadas de blanco; "parecen perlas", pensó él. El agua corría.

El tomó su cara con las manos suavemente para que ella no lo rechazara. Ella sólo abrió los ojos, grandes, y se dejó besar. Entonces los cerró. El agua aún corría. Tibia. Todavía la espuma de la esponja hacía burbujas.

Ella se secó las manos en el delantal. Y las llevó al cinturón de él. Aún se besaban. Se besaban como si fuera la primera vez. Lentamente, saboreándose. Como si los diez años de matrimonio no hubieran sido más de diez minutos. Acababan de conocerse, eran nuevos amantes. Estrenaban amor.


Y ella quiso hacer su travesura. Desabrochó por fin el cinto, bajó la bragueta y se arrodilló.

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